jueves, 1 de marzo de 2007

El futurismo

El 20 de febrero de 1920, en Le Figaro, aparece por primera vez el término futurismo aplicado al arte. Incluía un manifiesto del poeta italiano Marinetti:

"Declaramos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza de la velocidad. Un automóvil rugiente, que parece correr sobre la metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia".

... con furor iconoclasta terminaba diciendo:


"Queremos demoler los museos, las bibliotecas, combatir el moralismo, el feminismo y todas las vilezas oportunistas y utilitarias".

La aficción a los manifiestos fue nota peculiar del grupo de artistas que rodeó a Marinetti; en 1910 Boccioni redactaba, apoyado por Carrá, Russolo, Balla y Severine, el Manifiesto de pintores futuristas que insistía en el tema de la velocidad como expresión de la vorágine de la vida moderna.

La representación de las cualidades dinámicas de la realidad comienza en el Impresionismo, pero para los futuristas se había detenido en el umbral, había que decidirse a poner en el caballo a galope 20 patas y darle a cada una dispersión triangular.

Característica del estilo será otorgar a los objetos una serie de posiciones sobre un plano con el deseo de representar el movimiento. Así pintan caballos, perros y figuras humanas con varias cabezas o series radiales de brazos y piernas; el sonido puede ser representado como una sucesión de ondas y el color como una vibración de forma prismática.

Milán, ciudad industrial por excelencia, fue la capital de este intento italiano, de vida breve en las artes plásticas, ya que el cine -que ofrecía posibilidades más auténticas de representar imágenes en movimiento- lo desplazó.

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